La señora de Guardiola: cómo es la discreta esposa del entrenador del Bayern
Josep Guardiola perdió este martes el cariño de los fans del Bayern de Múnich en su derrota frenta el Atlético de Madrid. Pero tiene un consuelo importante: el año que viene entrenará al Manchester City (el rival del Madrid) por la nada despreciable cifra de 25 millones de euros por temporada, el doble de lo que ingresaba en Múnich. Su mujer, como ocurre desde hace 22 años, le seguirá a Inglaterra.
Este sex symbol calvo, elegante y con barba de tres días y su mujer, Cristina Serra, compañera del entrenador desde hace décadas, celebran este mes de mayo su segundo aniversario de boda porque esperaron 20 para unirse en matrimonio. Fue el 29 de mayo de 2014: se casaron en la más estricta intimidad en el Ayuntamiento de Matadepera (Barcelona).
¿Cómo es Cristina?
Muchas admiradoras de Josep (más allá del fútbol) consideraran afortunada a la señora de Guardiola: el padre de sus hijos es atractivo y multimillonario. Los que conocen a Cristina coinciden en que es la persona más discreta que hay en la Tierra .
Hace ahora 22 años que surgió el flechazo entre el ex barcelonista y esta manresana de buena familia: sus abuelos fundaron en 1933 una empresa textil. Tenían dos tiendas en Manresa y hace seis que inauguraron otra más en Barcelona. En una de esas tiendas de Manresa Josep se enamoró de ella. Tenía 18 años y nunca había sentido tanto amor como el que le inundó al ver a aquella morena, con un tipazo estupendo y que soñaba con ser actriz.
Cristina comenzó a trabajar como dependienta junto a su hermana en la boutique Serra Claret, pero en cuanto Pep le pidió dejarlo lo hizo y le ha seguido hasta ahora. Parece que no le ha ido mal. Primero se fueron a Italia, luego a Qatar y México. Cuando tuvieron a sus tres hijos abandonaron su casa de Barcelona, cerca de la baronesa Thyssen, que ya no vive allí.
Cuando Pep dejó de ser entrenador del Barça para tomarse un año sabático abandonaron Europa y se instalaron en Nueva York sobre todo porque Cristina no soporta los flahses. Pero también para que los niños aprendieran inglés.
Dicen que es más independentista ella que su marido, que adora el cine y escuchar a un amigo de su marido llamado Lluís Llach.
De moda entiende mucho y está considerada la estilista de Pep, referente de elegancia sobre el césped y lejos de él: ella ha sido quien le ha asesorado en la forma de vestir hasta convertirse en uno de los grandes referentes de la moda. Cristina atendió su propia tienda de Barcelona durante muchos años.
En su cruzada antipaparazzi sobre todo le preocupaban a Cristina sus tres hijos, María (15), Màrius (13) y Valentina (8), cuya privacidad ha defendido como una auténtica leona, igual que su marido.
Pocas han sido las intervenciones o declaraciones de Cristina a la prensa; solo en el 2001, cuando Pep fue acusado de doparse, se pronunció en defensa del hombre al que ama.
En Múnich los Guardiola Serra han estado cómodos. Allí Cristina se ha dejado fotografiar más que en Barcelona: la foto de ambos con trajes bávaros para celebrar su primer Oktoberfest dio la vuelta al mundo.
Pep, en una de las pocas declaraciones relativas a su vida personal, dice esto de su mujer: "A veces se queja de mis decisiones tácticas", pero luego añade: "Mi mujer y yo siempre decidimos juntos. Para mí la armonía es muy importante. Eso lo aprendí muy pronto".
Manchester es el próximo hogar de Cristina y Pep. La próxima temporada, esta manresana culta, con idiomas, discreta y buena madre, volverá a hacer lo que ha hecho desde hace más de dos décadas: seguir a su marido a donde haga falta.
Este sex symbol calvo, elegante y con barba de tres días y su mujer, Cristina Serra, compañera del entrenador desde hace décadas, celebran este mes de mayo su segundo aniversario de boda porque esperaron 20 para unirse en matrimonio. Fue el 29 de mayo de 2014: se casaron en la más estricta intimidad en el Ayuntamiento de Matadepera (Barcelona).
¿Cómo es Cristina?
Muchas admiradoras de Josep (más allá del fútbol) consideraran afortunada a la señora de Guardiola: el padre de sus hijos es atractivo y multimillonario. Los que conocen a Cristina coinciden en que es la persona más discreta que hay en la Tierra .
Hace ahora 22 años que surgió el flechazo entre el ex barcelonista y esta manresana de buena familia: sus abuelos fundaron en 1933 una empresa textil. Tenían dos tiendas en Manresa y hace seis que inauguraron otra más en Barcelona. En una de esas tiendas de Manresa Josep se enamoró de ella. Tenía 18 años y nunca había sentido tanto amor como el que le inundó al ver a aquella morena, con un tipazo estupendo y que soñaba con ser actriz.
Cristina comenzó a trabajar como dependienta junto a su hermana en la boutique Serra Claret, pero en cuanto Pep le pidió dejarlo lo hizo y le ha seguido hasta ahora. Parece que no le ha ido mal. Primero se fueron a Italia, luego a Qatar y México. Cuando tuvieron a sus tres hijos abandonaron su casa de Barcelona, cerca de la baronesa Thyssen, que ya no vive allí.
Cuando Pep dejó de ser entrenador del Barça para tomarse un año sabático abandonaron Europa y se instalaron en Nueva York sobre todo porque Cristina no soporta los flahses. Pero también para que los niños aprendieran inglés.
Dicen que es más independentista ella que su marido, que adora el cine y escuchar a un amigo de su marido llamado Lluís Llach.
De moda entiende mucho y está considerada la estilista de Pep, referente de elegancia sobre el césped y lejos de él: ella ha sido quien le ha asesorado en la forma de vestir hasta convertirse en uno de los grandes referentes de la moda. Cristina atendió su propia tienda de Barcelona durante muchos años.
En su cruzada antipaparazzi sobre todo le preocupaban a Cristina sus tres hijos, María (15), Màrius (13) y Valentina (8), cuya privacidad ha defendido como una auténtica leona, igual que su marido.
Pocas han sido las intervenciones o declaraciones de Cristina a la prensa; solo en el 2001, cuando Pep fue acusado de doparse, se pronunció en defensa del hombre al que ama.
En Múnich los Guardiola Serra han estado cómodos. Allí Cristina se ha dejado fotografiar más que en Barcelona: la foto de ambos con trajes bávaros para celebrar su primer Oktoberfest dio la vuelta al mundo.
Pep, en una de las pocas declaraciones relativas a su vida personal, dice esto de su mujer: "A veces se queja de mis decisiones tácticas", pero luego añade: "Mi mujer y yo siempre decidimos juntos. Para mí la armonía es muy importante. Eso lo aprendí muy pronto".
Manchester es el próximo hogar de Cristina y Pep. La próxima temporada, esta manresana culta, con idiomas, discreta y buena madre, volverá a hacer lo que ha hecho desde hace más de dos décadas: seguir a su marido a donde haga falta.
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